Los estadounidenses Eric A. Cornell y Carl E. Weiman, y el alemán Wolfgang Ketterle fueron galardonados hoy con el Premio Nóbel de Física 2001, según informó la Real Academia Sueca de Ciencias. El galardón se les concedió por haber descubierto el quinto estado físico de la materia, la condensación Bose-Einstein, un estado extremo de la materia en el cual los átomos dejan de comportarse de manera “normal”. Este fenómeno, pronosticado por Albert Einstein hace 70 años, fue realizado y observado por vez primera en 1995 por los tres científicos laureados hoy. Los tres galardonados forman parte de una misma generación de jóvenes científicos en el campo de la física. Cornell nació en 1961 y desarrolla su trabajo en el Instituto Nacional de Medidas y Tecnología de Boulder (Colorado; Weiman nació en 1951 e investiga en la Universidad de Colorado, mientras que Ketterle nació en 1957 y trabaja en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge. Cornell y Wieman trabajan también en el JILA, un instituto de investigación en Boulder, conocido antes como el Instituto Conjunto de Astrofísica en Laboratorio. Ketterle trabajaba de manera independiente en Alemania, antes de incorporarse al MIT en 1990. La investigación ayudará también a que los científicos midan propiedades fundamentales de la materia. “Las aplicaciones revolucionarias (...) parecen estar justo a la vuelta de la esquina”, añadió la academia. El término Bose-Einstein se refiere al físico indio Satyendra Nath Bose (descubridor del bosón) y al alemán Albert Einstein. En 1924, Bose realizó investigaciones sobre la partículas de luz llamadas fotones y envió su trabajo al célebre científico alemán, quien amplió la teoría para abarcar la masa. Einstein predijo que cuando las partículas se desaceleran y se aproximan entre sí, producen un nuevo estado de agregación de la materia, distinto del sólido, el líquido, el gaseoso y el plasma. En el nuevo estado de la materia, los átomos pierden su identidad propia y forman una sola onda cuántica de partículas. Tal como los fotones en un láser óptico, todos los átomos del condensado se hallan en la misma longitud de onda y laten en la misma frecuencia. A este quinto estado de la materia se le profetiza una serie de aplicaciones: el condensado Bose-Einstein hará aún más exactos instrumentos de medición y relojes atómicos, y podrá almacenar información en las futuras computadoras cuánticas. Y es tan fácil de lograr con aparatos de 50 a 100 mil dólares, que hay ya más de veinte equipos investigadores que lo han fabricado en todo el mundo. Su aplicación mayor, sin embargo, será en un “láser atómico” que, en lugar de fotones, emita un rayo de átomos vibrando en el mismo estado mecánico cuántico. Tal láser atómico podría, por ejemplo, permitir construir pequeñísimas estructuras con precisión hasta hoy inédita, técnica de la cual podrían aprovecharse la nanotecnología y la industria de computadoras. El Premio Nóbel de Física fue entregado el 10 de diciembre del 2001 por el rey Carlos Gustavo de Suecia. |
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