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UN PROBLEMA QUE PARECE FÁCIL
Un
recipiente de treinta vasos de capacidad está lleno de agua. Ponemos un vaso
debajo del grifo que tiene el recipiente, abrimos y, reloj en mano, observamos
cuánto tiempo tarda el vaso en llenarse hasta los bordes. Supongamos que tarda
medio minuto. Nos planteamos la pregunta: ¿cuánto tiempo tardará el
recipiente en vaciarse por completo, si dejamos el grifo abierto? Parece
que se trata de un problema aritmético para niños pequeños. Si el agua que
cabe un vaso tarda en salir 1/2 minuto, los 30 vasos que caben en el
recipiente tardarán en salir 15 minutos. Pero
si ustedes hacen este experimento verán que el recipiente no tarda en
vaciarse un cuarto de hora, sino media hora. ¿Qué ocurre? El
cálculo que hemos hecho es fácil pero erróneo. El agua no sale con la misma
velocidad desde el principio hasta el fin. Después de salir el primer vaso,
el chorro de agua tendrá ya menos presión, puesto que el nivel dentro del
recipiente habrá bajado, por lo tanto, el segundo vaso tardará más de medio
minuto en llenarse. El tercero saldrá aún más despacio y así sucesivamente. La
velocidad con que un líquido sale por el orificio de un recipiente abierto
depende directamente de la altura de la columna de agua que hay sobre dicho
orificio. El genial Torricelli, discípulo de Galileo, fue el primero que
estableció esta dependencia expresándola con la sencilla fórmula siguiente:
Fig.
58. ¿Qué recipiente se vaciará antes, el que tiene mercurio o el que tiene
alcohol? El nivel de los líquidos es igual en los dos recipientes. donde v es la velocidad
de salida, g la aceleración de la gravedad y h la altura del nivel del líquido
sobre el orificio. De esta fórmula se deduce que la velocidad con que sale
el chorro no depende en absoluto de la densidad del líquido, es decir, el
alcohol, a pesar de ser ligero, y el mercurio, a pesar de ser tan pesado,
saldrán a la misma velocidad si están a un mismo nivel (fig. 58). Según
esta fórmula, en la Luna, donde la gravedad es seis veces menor que en la
Tierra, el vaso del problema anterior tardaría en llenarse dos veces y media
más que en nuestro planeta. Pero
volvamos a nuestro problema. Si después de haber salido del recipiente 20
vasos de agua el nivel de ésta en aquél (a partir del orificio del grifo) ha
bajado hasta la cuarta parte, el vaso 21° se llenará dos veces más despacio
que el 19. Y si después desciende el nivel hasta la novena parte, los últimos
vaso tardarán tres veces más tiempo en llenarse que el primero. Cuando el
recipiente está casi vacío el agua sale muy despacio. Resolviendo este
problema por los procedimientos que se estudian en matemáticas superiores se
puede demostrar que el tiempo que tarda el recipiente en vaciarse por completo
es el doble del que tardaría en salir la misma cantidad de líquido si el
nivel inicial permaneciera constante. EL PROBLEMA
DEL DEPOSITO
Desde
lo que acabamos de decir no hay más que un paso a los famosos problemas de
los depósitos de los cuales no prescinde ni un solo libro de aritmética o de
álgebra. Todos recordamos los clásicos y aburridos problemas escolásticos
del tipo que sigue: "Un
depósito tiene dos tuberías, una de entrada y otra de salida. El agua que
entra por la primera, estando la segunda cerrada, puede llenar el depósito
en cinco horas. Cuando se abre solamente la segunda el depósito se vacía
en 10 horas. ¿Cuántas horas tardará en llenarse el depósito si se abren
las dos tuberías a la vez?" Hace
cerca de 20 siglos que se conocen los problemas de este tipo, es decir, desde
la época de Herón de Alejandría. Uno de los problemas de Herón, no tan difícil
como sus sucesores, es el siguiente: Tenemos cuatro fuentes y
un depósito grande. La primera en un día lo pone rebosante. La segunda tarda
dos en hacer lo que aquélla Y la tercera, en tres, no será menor que ellas.
(Para igualarlas, cuatro necesita la cuarta). ¿Qué tiempo tardará el depósito
en llenarse, Si se abren las cuatro fuentes en el mismo instante? Hace
dos mil años que se resuelven problemas sobre depósitos y, tanta es la
fuerza de la rutina, que llevamos dos mil años resolviéndolos mal. ¿Por qué?
Ustedes mismos lo comprenderán después de lo que acabamos de decir en el artículo
anterior sobre la salida del agua. ¿Cómo se enseña a resolver los
problemas de los depósitos? El problema que mencionamos más arriba como típico,
por ejemplo, se suele resolver así: la primera tubería llena en 1 hora 1/5
de depósito; la segunda, en este mismo tiempo, vacía 1/10 del mismo; por
consiguiente, cuando están abiertas las dos el agua del depósito aumentará
en 1 hora 1/5 – 1/10 = 1/10, de donde resulta que para que llene el depósito
por completo hacen falta 10 horas. Pero este razonamiento es falso, porque
si la entrada de agua se puede considerar que ocurre a presión constante y,
por consiguiente, de manera uniforme, con la salida no se puede hacer lo
mismo, puesto que se realiza mientras varía el nivel del agua en el depósito
y, por lo tanto, de manera no uniforme. Por medio de la segunda tubería el
depósito se vacía en 10 horas, pero de este hecho no se puede sacar la
conclusión de que por este tubo sale 1/10 parte del agua del depósito cada
hora. Como vemos el procedimiento que se sigue en las escuelas es erróneo.
Estos problemas no se
* El lector puede encontrar un análisis detallado de
este tipo de problemas en mi libro "¿Sabe usted Física?" Fig. 59. El problema del depósito.
Fig. 61. Experimento con los "hemisferios de Magdeburgo".
Ilustración del libro de Otto Von Gueriche. UN
RECIPIENTE EXTRAORDINARIO
¿Se
puede construir un recipiente del cual siempre salga el agua en chorro
uniforme, es decir, sin que su corriente pierda velocidad, a pesar de que el
nivel del líquido descienda? Después de lo que hemos dicho en los artículos
anteriores pensarán ustedes que este problema no tiene solución. Sin
embargo se trata de una cosa perfectamente realizable. El frasco representado
en la fig. 60 tiene precisamente esta extraordinaria propiedad. Como puede
verse es un frasco ordinario de gollete estrecho, provisto de un tapón
atravesado por un tubo de vidrio. Si abrimos el grifo C, que está más bajo
que el extremo del tubo, el líquido saldrá por él en chorro uniforme
hasta que el nivel del agua dentro del frasco llegue a estar más bajo que el
extremo inferior del tubo. Si bajamos el tubo hasta que su extremo se
encuentre cerca del nivel del grifo, podemos conseguir que todo el líquido
que se halle por encima del nivel de su agujero salga uniformemente, aunque
el chorro sea débil. ¿Por
qué ocurre esto? Para comprenderlo examinemos mentalmente lo que pasa en el
recipiente cuando se abre el grifo C (fig. 60). A1 salir el agua su nivel va
bajando dentro del frasco. Esto hace que el aire que hay en la parte superior
se enrarezca. Pero entonces, a través del tubo de vidrio, y pasando por
debajo del agua, penetra aire del exterior. Este aire forma burbujas al
infiltrarse a través del agua y después se acumula sobre ella en la parte
superior del frasco. En este caso la presión es igual a la atmosférica hasta
llegar al nivel B. Por lo tanto el agua sale por el grifo C impulsada por la
presión que ejerce la capa de agua BC, puesto que la presión atmosférica se
equilibra dentro y fuera del frasco. Y como el espesor de la capa BC
permanece constante, no tiene nada de particular que el chorro corra siempre
con la misma velocidad.
Pero ahora se nos plantea una
nueva pregunta: ¿cómo saldrá el agua si quitamos el tapón B, que se
encuentra al nivel del extremo del tubo? No
saldrá en absoluto (se entiende que esto ocurrirá si el orificio es tan
pequeño que su Fig. 60. Esquema del frasco de Mariotte. El agua sale del orificio uniformemente. anchura se puede
despreciar; de lo contrario el agua saldrá por él presionada por una delgada
capa de líquido cuyo espesor será igual a la anchura del agujero). Esto se
explica, porque en este caso la presión interna y la externa serán iguales a
la atmosférica y, por consiguiente, no habrá nada que estimule la salida del
agua. Y
si quitamos el tapón A, que está más arriba del extremo inferior del tubo,
no sólo no saldrá agua del frasco, sino que entrará en él aire del
exterior. ¿Por qué? Par una razón muy sencilla, porque en esta parte del
frasco la presión del aire interior es menor que la de la atmósfera
exterior. Este
recipiente, de propiedades tan interesantes, fue ideado por el notable físico
francés Edmond Mariotte y se conoce con el nombre de "frasco de Mariotte". UNA CARGA DE AIRE A
mediados del siglo XVII los habitantes de Regensburg y los poderosos príncipes
de Alemania, encabezados por su emperador, llegados a esta ciudad, fueron
testigos de un espectáculo extraordinario: 16 caballos, tirando con todas sus
fuerzas, intentaron inútilmente separar dos semiesferas de cobre unidas
entre sí por simple contacto. ¿Qué unía entre sí a estas dos semiesferas?
"Nada", el aire. Y no obstante, ocho caballos tirando hacia un lado
y ocho tirando hacia otro no pudieran separarlas. De esta forma el
burgomaestre Otto Von Guericke demostró públicamente que el aire es algo que
tiene peso y que presiona con bastante fuerza sobre todos los objetos que hay
en la Tierra. Este
experimento fue realizado con toda solemnidad el día 8 de mayo de 1654. El
sabio burgomaestre supo interesar a todo el mundo con sus investigaciones
científicas, a pesar de que esto ocurría en una época en que los
desbarajustes políticos y las guerras asoladoras estaban en su apogeo.
El
capítulo XXIII está dedicado al experimento que nos interesa. A continuación
incluimos su traducción literal. "Experimento
para demostrar que la presión del aire une dos hemisferios tan fuertemente
que 16 caballos no pueden separarlos". "Encargué
dos hemisferios de cobre de tres cuartos de codo de Magdeburgo de diámetro*.
Pero en realidad sus diámetros midieron solamente 67/100 de codo, ya que los
maestros, como de ordinario, no pudieron hacer exactamente lo que era necesario.
Ambos hemisferios se correspondían bien entre sí. Uno de ellos tenía una
llave que permitía extraer el aire interior y evitaba la entrada del aire
exterior. Los hemisferios tenían además cuatro argollas, por las cuales
pasaban los cordeles que se sujetaban a los atalajes de los caballos. También
hice que cosieran un anillo de cuero; este anillo, impregnado en una mezcla de
cera y aguarrás y cogido entre los dos hemisferios no dejaba que el aire
entrase en ellos. En la llave se enchufó el tubo de la máquina neumática y
se extrajo el aire de dentro de la esfera. Entonces se puso de manifiesto la
fuerza con que ambas esferas se apretaban entre sí a través del anillo de
cuero. La presión del aire exterior las apretaba con tal fuerza, que 16
caballos (de un tirón) no las podían separar o lo conseguían con
dificultad. Cuando los hemisferios, cediendo a la fuerza de los caballos, se
separaban, producían un estampido como un cañonazo. Pero
si se abría la llave y se dejaba entrar el aire, los hemisferios se podían
separar fácilmente con las manos". Un
cálculo sencillo puede aclararnos por qué hace falta tanta fuerza (8
caballos por cada lado) para separar las dos partes de la esfera vacía. El
aire ejerce una presión aproximada de I kg por cada cm2. La
superficie del círculo** que tiene 0,67 codos (37 cm) de diámetro será
igual a 1060 cm2. Por lo tanto, la presión de la atmósfera sobre
cada hemisferio será mayor de 1000 kg (1 t). Cada uno de los tiros de 8
caballos tenía, pues, que tirar con una fuerza de una tonelada para poder
contrarrestar la presión del aire exterior. * El "codo de Magdeburgo" mide 550 mm. ** Se toma la superficie del círculo u no la de la semiesfera, porque
la presión atmosférica tiene el valor que hemos indicado cuando actúa sobre
la superficie formando un ángulo recto con ella. Si la superficie está inclinada,
la presión es menor. En nuestro caso tomamos la proyección rectangular de la
superficie esférica sobre el plano, es decir, la superficie del círculo. Parece
que para 8 caballos (por cada lado) esto no es mucha carga. Pero no hay que
olvidarse de que cuando un caballo tira de un carro cargado con 1 t la fuerza
que hace no es de 1 t, sino mucho menor; exactamente la que se necesita para
vencer el rozamiento de las ruedas sobre sus ejes .y sobre el pavimento. Esta
fuerza representa (en una carretera, por ejemplo) el cinco por ciento de la
carga, es decir, si el carro pesa una tonelada la fuerza necesaria para
arrastrarlo es igual a 50 kg. (Sin hablar ya de que la experiencia demuestra
que cuando se enganchan 8 caballos juntos se pierde el 50% del esfuerzo). Por
consiguiente, la tracción de 1 t corresponde para los 8 caballos a arrastrar
un carro que pese 20 t. Esta es la carga de aire que tenían que arrastrar los
caballos del burgomaestre de Magdeburgo. Este esfuerzo se puede comparar con
el necesario para mover de su sitio a una locomotora no muy grande, pero que
no esté sobre los raíles. Se
ha medido que un caballo fuerte tira de la carga con una fuerza total de 80 kg*.
Por consiguiente, para separar los hemisferios de Magdeburgo, con tracción
uniforme, hubieran sido necesarios
* A una velocidad de 4 km por hora. Se considera que,
por término medio, la fuerza de tracción de un caballo es aproximadamente
igual al 15% de su peso. Un caballo ligero pesa 400 kg, uno pesado, 750 kg.
Durante poco tiempo (el esfuerzo inicial) la fuerza de tracción puede ser
varias veces mayor.
Fig. 62. Los huesos de nuestras articulaciones coxofemorales no se separan debido a la presión atmosférica, que los sujeta lo mismo que a los hemisferios de Magdeburgo. El
lector quizá se asombre al saber que algunas articulaciones de nuestro
esqueleto se mantienen unidas por la misma causa que los hemisferios de
Magdeburgo. Nuestra articulación coxofemoral tiene unas propiedades parecidas
a los antedichos hemisferios. A esta articulación se le pueden quitar todos
los ligamentos musculares y cartilaginosos sin que se desarticule. Ocurre
esto porque la presión atmosférica aprieta entre sí los huesos que forman
esta articulación, puesto que en el espacio comprendido entre ellos no hay
aire. VASIJAS DE PEGA En los siglos XVII y XVIII los
grandes señores se distraían con juguetes como el siguiente: mandaban a
hacer un jarro que en la parte superior tenía unos adornos calados bastante
grandes (fig. 66). Este jarro lleno de vino se lo ofrecían a alguien de
quien se podían burlar sin temor a las represalias. ¿Cómo beber?
Fig.
66. Vasija de pega de finales del siglo XVIII y corte de la misma en que se
ve el canal secreto. Si empinas el jarro, se derrama el vino por las ranuras caladas sin que ni una gota llegue a la boca. Pasa como en el cuento: Miel y cerveza bebí y ni el bigote humedecí. Pero
el que sabía el secreto de estos jarros, que puede verse en la fig. 66 a la
derecha, tapaba con un dedo el orificio B, cogía entre los labios el
pitorro A y chupaba como si fuera de un biberón, sin torcer el jarro. El vino
entraba por el agujero E, subía por el canalito que tenía dentro el asa,
pasaba después por el borde hueco c y salía por el pitorro. Los
alfareros rusos hasta hace poco hacían jarros parecidos a éstos. Yo he
tenido ocasión de ver uno en una casa. El secreto estaba muy bien disimulado.
El jarro tenía una inscripción que decía: "Bebe pero no te
mojes". ¿CUANTO PESA EL AGUA QUE HAY EN UN VASO BOCA ABAJO? ‑
Nada, claro está ‑ dirán ustedes ‑, ¿cómo va a pesar sí se
derrama? ‑
¿Y si no se derrama? ‑ pregunto yo. En
realidad se puede conseguir que el agua no se salga de un vaso boca abajo, es
decir, que no se derrame. Este caso es el que se representa en la fig. 67.
Como puede verse, una copa de vidrio invertida está sujeta por el pie al
platillo de una balanza. La copa está llena de agua, que no se derrama porque
los bordes de la copa están sumergidos en el agua que hay en otra vasija. En
el otro platillo de la balanza se encuentra otra copa exactamente igual que la
primera. ¿Hacia qué lado se
inclinará la balanza? Hacia
el lado de la copa invertida llena de agua. Esta copa está sometida por
arriba a la presión total de la atmósfera, mientras que por abajo el peso
del agua que hay en ella debilita esta misma presión atmosférica. Para
restablecer el equilibrio sería necesario llenar de agua la copa del otro
platillo.
Fig. 67. Procedimiento para pesar el agua que hay en
una copa invertida. Por
consiguiente, en estas condiciones el agua contenida en un vaso boca abajo
pesa lo mismo que la contenida en un vaso en posición normal.
Fig. 68. Posición de los buques "Olympic" y "Hauk"
antes del abordaje. ¿POR QUE SE ATRAEN LOS BARCOS? En
otoño del año 1912 ocurrió con el "Olympic", uno de los buques más
grandes del mundo en aquella época, el caso siguiente. El "Olympic"
navegaba en mar abierto y con rumbo casi paralelo a él y a la distancia de
unos cien metros pasaba a gran velocidad otro buque, bastante más pequeño,
el crucero acorazado "Hauk". Cuando ambos buques ocupaban la
posición que representa la fig. 68, ocurrió algo imprevisto. El barco menor
torció rápidamente su rumbo y, como si estuviera sometido a una fuerza
invisible, puso proa al "Olympic" sin obedecer al timón, y avanzó
hacia él casi directamente. Se produjo un abordaje. La proa del "Hauk"
se hundió en el costado del "Olympic". El golpe fue tan fuerte que
en la banda del "Olympic" se produjo una gran vía de agua. Cuando
este caso tan singular fue examinado por el tribunal marítimo, este último
reconoció culpable al capitán del "Olympic", puesto que, como
decía la sentencia, no dio ninguna orden para dejar paso libre al "Hauk",
que iba a cruzarse con él. El
tribunal de justicia no vio aquí nada extraordinario. Consideró que se
trataba de una simple negligencia del capitán. Sin embargo, el abordaje fue
debido a una circunstancia imprevista, fue un caso de atracción mutua entre
dos buques en el mar.
Estos
casos es posible que también ocurrieran antes, cuando los barcos marchaban
con rumbos paralelos. Pero hasta que no Se empezaron a construir buques
gigantes este fenómeno no se puso de manifiesto con tanta fuerza. Cuando las
aguas del océano comenzaron a ser surcadas por "ciudades
flotantes" el fenómeno de la atracción entre buques se hizo mucho más
notorio. Los capitanes de la marina de guerra tienen en cuenta este fenómeno
cuando maniobran con su buque. Multitud
de averías ocurridas en barcos pequeños que navegaban cerca de grandes
buques de pasajeros o de guerra es posible que fueran producidas por esta
misma causa. ¿Como se explica esta
atracción? En primer lugar, esto nada tiene que ver con la ley de la atracción
universal de Newton. En el capítulo IV vimos que esta atracción es demasiado
pequeña. La causa de este fenómeno es otra muy distinta y se explica por las
leyes del movimiento de los líquidos en tubos y canales. Se puede demostrar
que si un líquido se mueve por un canal que tiene unos sitios más anchos v
otros más estrechos, por los sitios estrechos el líquido pasa más de prisa
y presiona menos sobre las paredes del canal que en los sitios anchos, por los
cuales pasa más despacio y presiona más sobre las paredes (éste es el llamado
"teorema de Bernoulli". Esto
también es justo para con los gases. Cuando se trata de gases este fenómeno
se conoce con el nombre de efecto Clément y Desormes (en honor de los físicos
que lo descubrieron) y a veces se llama también "paradoja aerodinámica".
Este fenómeno fue descubierto casualmente en las siguientes condiciones. En
una mina francesa se le ordenó a uno de los obreros que tapara con un
escotillón la boca de la galería exterior que servía para suministrar aire
comprimido a la mina. El obrero luchó un buen rato con el chorro de aire que
entraba en la mina, pero de repente el escotillón mismo cerró de golpe la
galería, con tanta fuerza, que si hubiera sido más pequeño habría sido
arrastrado por la escotilla de ventilación junto con el obrero. El funcionamiento
de los pulverizadores se explica precisamente por esta peculiaridad de las
corrientes de los gases. Cuando soplamos por el ramal a (fig. 70), que termina
en punta, el aire, al llegar al sitio más estrecho, pierde presión. De esta
forma, sobre el tubo b se encuentra aire cuya presión es menor que la atmosférica,
por lo que esta última hace que el líquido del vaso ascienda por el tubo.
Cuando este líquido llega al chorro de aire que sale del tubo a es arrastrado
por él y se pulveriza. Ahora
podemos comprender cuál es la causa de que los barcos se atraigan. Cuando
dos buques navegan paralelamente, entre sus costados se forma una
Fig. 70. Esquema del pulverizador especie de canal. En los
canales ordinarios las paredes están fijas y se mueve el agua; aquí ocurre
al revés, el agua permanece inmóvil, mientras que las paredes se mueven.
Pero la acción de las fuerzas no varía por esto. En los sitios más
estrechos del canal móvil el agua ejerce menos presión sobre las paredes que
en el resto del espacio que rodea a los barcos. En otras palabras, el agua
ejerce menos presión sobre los costados afrontados de los barcos que sobre
sus partes exteriores. ¿Qué debe ocurrir entonces? Los buques, sometidos a
la presión que el agua ejerce sobre sus costados exteriores deberán
acercarse entre sí y, naturalmente, el barco menor será el que se desvíe más
notoriamente, mientras que el de mayor masa permanecerá casi inmóvil. Por
esto la atracción se manifiesta con más fuerza cuando un barco grande pasa
rápidamente junto a otro pequeño. Quedamos, pues, en que la
atracción. de los barcos se debe a la acción absorbente de la corriente de
agua. Esta misma causa explica el peligro que encierran para los bañistas los
rápidos de los ríos y el efecto absorbente de los remolinos de agua. Se puede
calcular que la corriente de agua de un río cuya velocidad sea de 1 m por
segundo arrastra al cuerpo de un hombre con una fuerza de ... i30 kg!
Resistirse a esta fuerza no es cosa fácil, sobre todo en el agua, donde el
peso de nuestro cuerpo no nos ayuda a mantener la estabilidad. Finalmente, el
arrastre que producen los trenes rápidos sobre los cuerpos próximos también
se explica por el teorema de Bernoulli. Un tren que pase con una velocidad de
50 km por hora arrastrará a las personas que estén cerca con una fuerza de 8
kg.
Los fenómenos relacionados con el teorema de Bernoulli no son raros,
pero sí poco conocidos por las personas no especializadas en esta materia.
Por esto creemos conveniente detenernos un poco en ellos. A continuación
reproducimos un fragmento de un artículo sobre este tema publicado en una
revista de divulgación científica por el profesor V. Franklin.
Fig. 71. Corriente de agua entre dos buques que navegan juntos.
Fig. 72. Ilustración del teorema de Bernoulli. En la
parte más estrecha (a) del tubo AB la presión es menor que en la más ancha
(b). TEOREMA DE BERNOULLI Y SUS CONSECUENCIAS El
teorema que por primera vez enunció Daniel Bernoulli en el año 1726, dice:
en toda corriente de agua o de aire la presión es grande cuando la velocidad
es pequeña y, al contrario, la presión es pequeña cuando la velocidad es
grande. Existen algunas limitaciones a este teorema, pero aquí no nos
detendremos en ellas. La
fig. 72 sirve de ilustración a este teorema. Por
el tubo AB se hace pasar aire. Donde la sección de este tubo es pequeña
(corno ocurre en a), la velocidad del aire es grande, y donde la sección del
tubo es grande (como en b), la velocidad del aire es pequeña. Si la velocidad
es grande, la presión es pequeña, y donde la velocidad es pequeña, la
presión es grande. Como la presión del aire en a es pequeña, el líquido se
eleva por el tubo C; al mismo tiempo, la gran presión del aire en el punto b
hace que el líquido descienda en el tubo D. En
la fig. 73 el tubo T está soldado al disco DD; cuando este disco se dispone
próximo y paralelo a una lámina dd* ligera y libre (por ejemplo, un disco de
papel) y se sopla por el tubo T, el aire pasa entre el disco y la lámina a
gran velocidad, pero ésta disminuye rápidamente a medida que se aproxima a
sus bordes, puesto que la sección de la corriente de aire aumenta muy de
prisa y además porque tiene que salvar la inercia del aire que hay en el
espacio entre el disco y la lámina. Pero la presión del aire que rodea a la
lámina es grande, ya que su velocidad es pequeña, mientras que la presión
del aire que hay entre ella y el disco es pequeña, puesto que su velocidad es
grande. Por lo tanto, el aire que circunda a la lámina ejerce más
*Este mismo experimento se puede hacer con un carrete de hilo y un
circulito de papel. Para que este último no se desvíe hacia un lado, se
traspasa con un alfiler, que después se hace entrar en el agujero del carrete
Fig. 74. El disco DD sube por la barra P cuando sobre
él se proyecta el chorro de agua del depósito.
Fig. 75. El chorro de aire no deja que se caiga la pelotita. influencia sobre ella,
tendiendo a aproximarla al disco, que la corriente de aire que pasa entre
los dos, que tiende a separarlos; como resultado la lámina dd se adhiere al
disco DD con tanta más fuerza cuanto más intensa sea la corriente de aire
que entra por T. La
fig. 74 representa un experimento análogo al de la 73, pero con agua. El agua
que se mueve rápidamente sobre el disco DD tiene un nivel más bajo y se
eleva ella misma hasta el nivel más alto del agua tranquila del baño, cuando
sobrepasa los bordes del disco. Por esto, el agua tranquila que hay debajo del
disco se encuentra a mayor prestan que el agua que se mueve sobre él, por
consiguiente, el disco se eleva. La varilla P impide que él disco se desvíe
lateralmente. En
la fig. 75 se representa una pelotita ligera que flota en un chorro de aire.
El chorro de aire empuja a la pelotita y al mismo tiempo no deja que se caiga.
Cuando la pelotita se sale de la corriente, el aire circundante la hace volver
a ella, puesto que la presión de este aire (que tiene poca velocidad) es
grande, mientras que la del chorro de aire (cuya velocidad es grande) es
pequeña.
Fig. 76. Dos buques que navegan paralelamente parece que se atraen entre sí
Fig. 77. Cuando los barcos navegan hacia adelante, el B gira y pone proa hacia el A.
Fig. 78. Si se sopla entre dos esferas ligeras se ve como se aproximan y hasta llegan a juntarse. en este sitio es mayor
que por los costados exteriores de ambos buques. Por esto, la presión del
agua entre los buques es menor que por los otros dos lados y la presión que
ejerce el agua circundante (que es mayor) hace que los barcos se aproximen.
Los hombres de mar saben perfectamente que los barcos que navegan juntos se atraen
entre sí con bastante fuerza. El
caso en que uno de los buques va detrás del otro, como se representa en la
fig. 77, es más peligroso. Las dos fuerzas F y F, que los aproximan entre sí,
tienden a hacerlos girar, con la particularidad de que el buque B gira hacia
el A con gran fuerza. En este caso el choque es casi inevitable, puesto que el
timón no tiene tiempo de variar la dirección del movimiento que toma el
barco. El
fenómeno a que se refiere la fig. 76 se puede demostrar soplando entre dos
pelotitas de goma ligeras, colgadas como se ve en la fig. 78. Cuando el aire
pasa entre ellas las pelotitas se aproximan y chocan entre sí. ¿PARA QUE SIRVE LA VEJIGA NATATORIA DE LOS PECES? Generalmente,
y al parecer con toda verosimilitud, se habla e incluso se escribe que la
función de la vejiga natatoria de los peces es la siguiente. Cuando el pez
quiere subir desde una capa profunda del agua a otra más superficial, hincha
su vejiga natatoria; de esta forma el volumen de su cuerpo aumenta, el peso
del agua que desaloja se hace mayor que el suyo propio y de acuerdo con la ley
de la flotación, el pez se eleva. Cuando no quiere subir más, o quiere
descender, el pez hace lo contrario, es decir, comprime su vejiga natatoria.
Con esto disminuye su volumen y el peso del agua que desaloja y el pez se va
al fondo, de acuerdo con el principio de Arquímedes. Este
concepto tan simple de la función que desempeña la vejiga natatoria de los
peces viene desde los tiempos de los sabios de la Academia de Florencia (siglo
XVII) y fue expresado por el profesar Borelli en el año 1675. Durante
doscientos años esta hipótesis fue admitida sin objeciones y echo raíces
en los libros de texto escolares. Pera los trabajos realizados por nuevos
investigadores han puesto de manifiesto la falsedad de esta teoría. Esta
vejiga interviene indudablemente en la natación del pez, puesto que los peces
privados artificialmente de este órgano pueden mantenerse en el agua únicamente
a costa de un intenso trabajo con las aletas. En cuanto dejan de mover las
aletas se van al fondo. Cuál es, pues, la función de la vejiga natatoria? El
papel que desempeña es muy limitado; ayuda al pez a permanecer a una
profundidad determinada, o más concretamente, a la profundidad en que el peso
del agua que desaloja su cuerpo es igual al del propio pez. Cuando el pez,
moviendo las aletas, baja a una capa inferior a este nivel, su cuerpo
experimenta una presión exterior mayor por parte del agua y se contrae comprimiendo
la vejiga. De esta forma el peso del agua que desaloja disminuye y resulta
menor que el del pez y éste desciende. Cuanto mayor es la profundidad a que
baja el pez, tanto mayor es la presión que sobre él ejerce el agua (esta
presión aumenta en I atmósfera cada 10 metros de profundidad), tanto más se
comprime el cuerpo del pez y su descenso se hace más rápido. Lo
mismo ocurre, pero en sentido contrario, cuando el pez abandona la capa en que
se halla en equilibrio y moviendo sus aletas se eleva a capas superiores. Su
cuerpo se libera de una parte de la presión exterior, pero su vejiga, que
sigue estando a la misma presión que cuando estaba en equilibrio con la del
agua circundante más profunda, hace que se hinche, es decir, que aumente de
volumen y, por consiguiente, se eleva. Cuanto más sube el pez, más se hincha
su cuerpo y más rápida se hace la ascención. El pez no puede oponerse a
esto "comprimiendo su vejiga natatoria" por la sencilla razón de
que las paredes de ésta carecen de fibras musculares que permitan variar su
volumen activamente.
Fig. 79 Experimento con la breca Por
lo tanto, a pesar de la idea tan difundida que existe, los peces no pueden
voluntariamente hinchar o deshinchar su vejiga natatoria. El volumen de esta
vejiga varía pasivamente, es decir, por la acción mayor o menor que sobre
ella ejerce la presión exterior (de acuerdo con la ley de Boyle y Mariotte).
Estas variaciones de volumen no benefician al pez, al contrario, le
perjudican, puesto que hacen que descienda irresistible y aceleradamente hasta
el fondo o que ascienda de la misma forma hasta la superficie. En otras
palabras, la vejiga solamente sirve para que el pez conserve el equilibrio
cuando está inmóvil, pero este equilibrio es inestable. Este
es el verdadero papel de la vejiga natatoria cuando se habla de cómo
interviene en la natación. Pero la vejiga realiza además otras funciones en
el organismo del pez, aunque cuáles son exactamente estas funciones todavía
no está claro, ya que este órgano sigue siendo hasta ahora enigmático. Lo
único que se puede considerar completamente esclarecido es su papel hidrostático. Las
observaciones de los pescadores confirman lo que hemos dicho. Cuando pescan un
pez a gran profundidad y se les escapa dentro del agua al subirlo, en contra
de lo que pudiera esperarse el pez sale rápidamente a la superficie, en vez
de volverse a la profundidad de donde lo sacaron. A estos peces les suele
asomar la vejiga por la boca. ONDAS Y REMOLINOS Muchos
de los fenómenos físicos que vemos a diario no se pueden explicar basándose
en las leyes elementales de la Física. Incluso un fenómeno tan corriente
como el oleaje del mar en días de viento es inexplicable ateniéndose a los límites
del curso escolar de Física. Pero, ¿por qué cuando un barco corta con su
proa el agua
tranquila se forman ondas
que corren hacia los lados? ¿Por qué ondean las banderas cuando hace
viento? ¿Por qué la arena de las playas forma ondas? ¿Por qué forma remolinos
el humo que sale de las chimeneas de las fábricas? Para
explicar estos y otros fenómenos semejantes hay que conocer lo que se llama
movimiento turbulento de los líquidos y de los gases. Aquí procuraremos
decir alga de los fenómenos de carácter turbulento y de sus propiedades
fundamentales, ya que en los libros de texto de las escuelas apenas si se
mencionan. Supongamos que un líquido
corre por un tubo. Si al ocurrir esto todas las partículas del líquido se
mueven a lo largo del tubo formando lineas paralelas tenemos el caso más
sencillo de movimiento de un líquido, el flujo tranquilo o como dicen los físicos,
"laminar". Pero este no es el caso más frecuente. Al contrario,
lo ordinario es que el líquido corra por el tubo desordenadamente, que
forme remolinos que van de las paredes al eje del tubo. Esto es lo que se
llama movimiento turbulento. Así es como corre el agua por las túberías
de la red de abastecimiento (pero no por los tubos delgados, donde la
corriente es laminar). El movimiento turbulento se produce siempre que la
velocidad que lleva un líquido determinado al pasar por un tubo (de diámetro
determinado) alcanza cierta magnitud, que se llama velocidad crítica*. Los
remolinos que forma un líquido transparente al correr por un tubo de vidrio
se pueden ver echando en aquél un poco de polvo ligero, por ejemplo, polvos
de licopodio. Así se ven perfectamente cómo los remolinos van desde las
paredes al eje del tubo. Esta propiedad del movimiento turbulento se
aprovecha en la tecnica en los frigoríficos y refrigeradores. Cuando un líquido
circula con movimiento turbulento por un tubo de paredes re
Fig. 81. Corriente "turbulenta" de un líquido
por un tubo. consecuencia de esto, el
ala sufre por abajo un empuje y por arriba una succión (fig. 84). Fenómenos
parecidos tienen lugar cuando los pájaros planean con las alas extendidas. ¿Cómo
actúa el viento sobre un tejado sometido a él? Los remolinos crean sobre el
tejado un enrarecimiento del aire; el aire que hay debajo del tejado tiende a
igualar la presión y al subir le empuja desde abajo. Así ocurre lo que a
veces tenemos que lamentar; el viento se lleva algún tejado ligero por estar
mal sujeto. Por esta misma razón los vidrios de ventana grandes se cimbran
hacia afuera cuando hace viento (y no se rompen por la presión exterior). Pero
estos fenómenos son más fáciles de explicar por el hecho de que cuando el
aire se mueve, disminuye la presión (véase "Teorema de Bernoulli"
pág 124). Cuando
una corriente de aire, de temperatura y humedad determinadas, se mueve a lo
largo de otra corriente de aire, de temperatura y humedad distintas, se
producen remolinos en las dos. La diversidad de formas que presentan las nubes
se debe en gran parte a esta causa. Vemos,
pues, que el círculo de los fenómenos relacionados con el movimiento
turbulento de los líquidos y los sólidos es muy amplio. VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA Hasta ahora nadie ha penetrado
en la Tierra a una profundidad mayor de 3,3 km. El radio de la Tierra tiene 6
400 km. Hasta el centro de la Tierra queda aún mucho camino que recorrer.
Pero la inventiva de Julio Verne hizo penetrar profundamente en las entrañas
de la Tierra a dos de sus héroes, el extravagante profesor Lidenbrock y su
sobrino Axel. En la novela "Viaje al centro de la Tierra" se
describen las extraordinarias aventuras de estos viajeros subterráneos. Entre
otras cosas inesperadas con que se encontraron debajo de tierra figura el
aumento de la densidad del aire. A medida que aumenta la altura el aire se
va enrareciendo con bastante rapidez. Cuando la altura aumenta en progresión
aritmética, la densidad disminuye en progresión geométrica. Por el
contrario, cuando se desciende más abajo del nivel del mar, el aire sometido
a la presión de las capas superiores debe hacerse cada vez más denso. Los
viajeros subterráneos tenían que notar esto forzosamente. A continuación
reproducimos una conversación entre el tío‑científico y su sobrino a
12 leguas (48 km) bajo tierra. “‑
¿Qué marca el manómetro? ‑ preguntó el tío. ‑
Una presión muy grande. ‑
Ahora comprenderás que bajando poco a poco nos vamos acostumbrando al aire
denso y no sentimos molestias. ‑
¿Y el dolor de oídos? ‑
¡Tonterías! ‑
Está bien ‑ dije yo, decidido a no contradecir a mi tío ‑. El
estar rodeado de aire denso resulta incluso agradable. ¿Se ha dado usted
cuenta de lo fuerte que se oyen los sonidos? ‑ Claro. En esta atmósfera hasta los sordos
podrían oír. ‑ Pero el aire se
irá haciendo cada vez más denso. ¿No alcanzará al fin una densidad como
la del agua? ‑‑
Naturalmente. Cuando la presión sea de 770 atmósferas. ‑ ¿Y cuando la
profundidad sea mayor? ‑
La densidad también será mayor. ‑
¿Cómo vamos a descender entonces? ‑
Nos llenaremos los bolsillos de piedras. ‑
Ah, tío, usted siempre encuentra respuesta. No
volví a meterme en averiguaciones, porque si no podía pensar cualquier otra
dificultad que irritaría a mi tío. Sin embargo, me parecía claro que a
una presión de varios miles de atmósferas el aire puede pasar al estado sólido.
En estas condiciones, aun suponiendo que pudiéramos soportar esta presión,
tendríamos que detenernos. Aquí todas las discusiones serían inútiles". LA FANTASIA Y LAS MATEMATICAS Esto
es lo que dice el novelista. Pero si comprobamos los hechos de que se habla
en este fragmento resulta otra cosa Para esto no tendremos que bajar al centro
de la Tierra. Para nuestra pequeña excursión por el campo de la Física
basta tener un lápiz y una hoja de papel. En
primer lugar procuremos determinar a qué profundidad hay que bajar para que
la presión atmosférica aumente en una milésima. La presión atmosférica
normal es igual a 760 mm de la columna de mercurio. Si estuviéramos
sumergidos no en el aire, sino en mercurio, tendríamos que descender nada más
que
La presión al nivel del
mar es de 760 mm, igual a la normal. „ „
a
la profundidad de
8 m es „ „
1,001 de la
normal „ „
„ „
„
„ 2X8
m es „ „
(1,001)2
„ „
„ „ „
„ „
„
„ 3X8
m „
„ „ (1,001)3
„ „
„ „ „
„ „
„
„ 4X8
m „
„ „ (1,001)4
„ „
„ En general, a una
profundidad de nX8 m la presión atmosférica será mayor que la normal
(1,001)n veces y, mientras la presión no sea demasiado grande, el mismo número
de veces aumentará la densidad del aire (por la ley de Mariotte). Según la novela, en
nuestro caso se trata de una profundidad de 48 km bajo tierra, por lo tanto,
puede despreciarse la disminución de la gravedad y la del peso del aire que
ella determina. Ahora podemos calcular,
aproximadamente, la presión que soportaban los viajeros de Julio Verne a la
profundidad de 48 km (48 000 m). En este caso la n de nuestra fórmula será
igual a 48000 =6000. Hay, pues, que calcular 1,0016000. Como multipli‑ car 1,001 por sí mismo
6000 veces resultaría aburridillo y nos llevaría mucho tiempo, recurriremos
a los logaritmos que, como dijo Laplace, ahorran trabajo y duplican la vida
del que calcula**. * En la siguiente capa de
8 m el aire será más denso que en la anterior y, por lo tanto, el incremento
de la presión en magnitud absoluta también será mayor que en la capa
anterior. Así es efectivamente, puesto que tomamos la milésima parte de una
magnitud mayor. ** Aquellos que al
terminar la escuela hayan conservado antipatía por las tablas de logaritmos
es posible que varíen este sentimiento hacia ellas cuando conozcan cómo las
caracterizaba el gran astrónomo francés en su obra "Exposición del
sistema del mundo": `El invento de los logaritmos, al reducir los cálculos
de varios meses al trabajo de varios días, es algo que duplica la vida de los
astrónomos y los libera del cansancio y de los errores inevitables cuando los
cálculos son muy largos. Este descubrimiento es halagúeño para la
inteligencia humana, puesto que es totalmente producto de ella. En la técnica
el hombre utiliza para aumentar su poder los materiales y las fuerzas que le
brinda la naturaleza que lo rodea, pero los logaritmos son el resultado de
su propia inteligencia". Tomando logaritmos
tenemos que el de la incógnita será igual a 6 000 X 1 g 1,001=6 000 X0,00043=2,6. Por el logaritmo 2,6
hallamos el número buscado. Este número es el 400. Así tenemos que a 48 km
de profundidad la presión atmosférica es 400 veces mayor que la normal. La
densidad del aire sometido a esta presión, como demuestran los experimentos
realizados, aumenta 315 veces. Por esto parece un poco extraño que nuestros
viajeros subterráneos no sintieran más molestias que "dolor en los oídos".
Pero en la novela de Julio Verne se habla de que los hombres pueden llegar a
profundidades de 120 y hasta de 325 km. La presión del aire sería entonces
monstruosa; mientras que la presión máxima que el hombre puede soportar
sin perjuicio para su salud es de tres o cuatro atmósferas. Si por esta misma fórmula
quisiéramos calcular a qué profundidad la densidad del aire será igual
que la del agua, es decir, 770 veces mayor que la normal, obtendríamos la
cifra de 53 km. Pero este resultado es falso, ya que a grandes presiones la
densidad del gas no es directamente proporcional a la presión. La ley de
Mariotte es justa únicamente cuando las presiones no son excesivamente
grandes, es decir, cuando no pasan de centenares de atmósferas. A
continuación damos los datos relativos a la densidad del aire obtenidos
experimentalmente: Presión Densidad 200 atmósferas
190 400 315 600 „ 387 1500 513 1800 540 2100 564 Como puede verse, el
aumento de la densidad queda muy retrasado con respecto al incremento de la
presión. En vano el sabio de la novela de Julio Verne esperaba poder llegar
a una pro‑ fundidad en que el aire
fuera más denso que el agua. Esto no lo hubiera podido conseguir nunca, ya
que el aire llega a tener la densidad del agua a la
presión de 3 000 atmósferas y después casi no se comprime. En cuanto a
solidificar el aire a costa solamente de la presión, sin
enfriarlo intensamente (hasta una temperatura menor de ‑ 146°), ni
hablar del asunto. Pero hay que ser justos y
reconocer que cuando Julio Verne publicó su novela aún no se conocían los
hechos que acabamos de citar. Esto justifica al autor, aunque no corrija la
narración. Antes de terminar,
aprovechemos la fórmula que hemos deducido antes para determinar cuál es
la profundidad máxima de una mina a la que el hombre pueda descender sin
perjuicio para su salud. La presión máxima que puede soportar bien nuestro
organismo es de 3 atmósferas. Llamando x a la profundidad de la mina que
buscamos, tendremos la ecuación: x (1,001)8 =3, de donde (tomando
logaritmos) calculamos x. Obtenemos que x=8,9 kilómetros. Por lo tanto, el hombre
podría encontrarse, sin perjuicio para su salud, a una profundidad de cerca
de 9 km. Si el Océano Pacífico se secara, se podría vivir en casi todas las
partes de su fondo*. EN UNA ,'MINA PROFUNDA ¿Quién ha llegado más
cerca del centro de la Tierra? (En rea lidad, no en las
novelas.) Los mineros, naturalmente. Ya sabe mos (véase el cap. IV)
que la mina más profunda se encuentra en Africa del Sur. Su
profundidad es mayor de 3 km. Al decir esto tenemos en cuenta no
la penetración de los taladros de per foración de pozos, que
han alcanzado hasta 7,5 km, sino las pro fundidades a que han
penetrado los propios hombres. El escritor francés, doctor Luc
Durtain que visitó un pozo de la mina Morro Velho, cuya profundidad
es de cerca de 2 300 m, escribía: "Los célebres
yacimientos auríferos de Morro Velho se encuen tran a 400 km de Río de
Janeiro. Después de 16 horas de via je en tren por sitios
montañosos, descendemos a un valle pro fundo rodeado por la
selva. Una compañía inglesa explota aquí filones auríferos a una
profundidad a la que antes nunca había descendido el hombre. El filón va oblicuamente
hacia abajo. La mina lo sigue for mando seis pisos. Pozos
verticales y galerías horizontales. Un hecho que caracteriza
extraordinariamente a la sociedad contem poránea es que la mina más
profunda que se ha abierto en la corteza terrestre, el
intento más intrépido hecho por el hombre para penetrar en las
entrañas de la Tierra, es para buscar oro * Las investigaciones
llevadas a cabo durante los últimos años han demostrado que el hombre
puede soportar, sin perjuicio para su organismo, presiones mayores de 30
atmósferas. Esto ha permitido sumergirse en el 136 mar, sin escafandra,
hasta profundidades mayores de 300 metros. Póngase la ropa de
trabajo de lona y la cazadora de cuero. Tenga cuidado; cualquier piedrecita
que caiga por el pozo puede herirle. Nos va a acompañar uno de los
"capitanes" de la mina. Entra usted en la primera galería. Está
bien iluminada. Un viento helado a 4° le hace temblar; es la ventilación
para refrigerar las profundidades de la mina. Después de descender en
una estrecha jaula metálica por el primer pozo hasta una profundidad de 700
m, llega usted a la segunda galería. Baja usted por el segundo pozo. El aire
está caliente. Ya está usted más bajo que el nivel del mar. A partir del pozo
siguiente el aire quema la cara. Sudando a chorros y agachado, porque el techo
es bajo, avanza usted en dirección al ruido de las máquinas perforadoras.
Envueltos en un polvo denso trabajan unos hombres semidesnudos; el sudor
chorrea por sus cuerpos; las botellas de agua pasan de mano en mano. No toque
usted los trozos de mineral recién desprendidos, están a 57° de
temperatura. ¿Y para qué esta
realidad tan espantosa y abominable? ‑ Cerca de 10
kilogramos de oro al día ..." Al describir las
condiciones físicas que existían en el fondo de la mina y el grado de
explotación a que estaban sometidos los mineros, el autor francés menciona
la alta temperatura pero nada dice de que la presión del aire fuera grande.
Calculemos cuál será esta presión a 2 300 m de profundidad. Si la temperatura
fuera la misma que en la superficie de la tierra, de acuerdo con la fórmula
que conocemos, la densidad del aire aumentaría en 2 300 (1,001) 8 =1,33 veces. Pero en realidad la
temperatura no permanece invariable. sino que se eleva. Por
esto la densidad del aire no aumenta tanto, sino menos. En
definitiva, tenemos que la diferencia entre la pre sión del aire en el
fondo de la mina y en la superficie de la tierra no es más que un poco
mayor que la que existe entre la del aire caliente del verano v la
del aire frío del invierno. Por esto se comprende que esta éircunstancia
no llamase la atención del vi sitante de la mina. En cambio tiene mucha
importancia la notable humedad del aire a estas mismas
profundidades, que hace que la permanencia en ellas sea insoportable
cuando la temperatura es alta. En una de las minas de Africa
del Sur (Johannesburg), de una profundi dad de 2553 m, a 50° de
temperatura la humedad llega al 100%; en esta mina se instaló
lo que se llama "clima artificial". La ac ción refrigerante de
esta instalación equivale a 2000 t de hielo. 137 A LAS ALTURAS EN UN
ESTRATOSTATO En los artículos
anteriores hemos viajado mentalmente por las entrañas de la Tierra. Nos ha
ayudado a realizar estos viajes la fórmula que relaciona la presión del aire
con la profundidad. Ahora vamos a tener el valor de remontarnos a las alturas
y aplicando esta misma fórmula veremos como varía la presión del aire en
ellas. En este caso la fórmula toma el aspecto siguiente: h p=0,9998, donde p es la presión en
atmósferas y h es la altura en metros. El número decimal 0,999 ha sustituido
al 1,001, porque cuando nos trasladamos hacia arriba 8 m la presión no aumenta
en 0,001, sino que disminuye en 0,001. Para empezar resolvamos
el problema siguiente: éA qué altura hay que elevarse para que la presión
del aire se reduzca a la mitad? Para estro haremos p=0,5
en nuestra fórmula y buscaremos la altura h. Tendremos la ecuación: h 0,5=0,999 8 , cuya resolución no
presenta dificultades para los lectores que sepan manejar los logaritmos. La
respuesta h=5,6 km determina la altura a la cual la presión del aire debe
reducirse a la mitad. Sigamos subiendo tras los
valerosos aeronautas soviéticos que en los estratostatos "URSS" y
"OAX‑1" establecieron en 1933 y 1934 respectivamente los records
del mundo de altura, el primero con una marca de 19 km y el segundo con la de
22 km. Estas altas regiones de la atmósfera se hallan ya en la llamada
"estratosfera". Por esto, los globos en que se realizaron estas
ascensiones no se llaman aeróstatos, sino estratostatos. Calculemos cuál es la
presión atmosférica a esas alturas. Para la altura de 19 km
hallamos que la presión del aire debe ser 19 0_90 0,999 8 =0,095 atm=72 mm.
Para los 22 km de altura 22090 0,999 e =0,066 atm=50 mm. Pero si leemos las notas
de los "estratonautas" veremos que a las alturas antedichas
se indican otras presiones. A 19 km de 138 altura la presión
era de 50 mm y a la de 22 km, de 45 mm. ¿Por qué no se cumplen
los cálcalos? ¿En qué consiste nuestro error? La ley de Mariotte para
los gases es perfectamente aplicable a estas presiones tan bajas. Pero cometimos
un error al considerar que la temperatura del aire es igual en todo el espesor
de los 20 km, cuando en realidad desciende notablemente al aumentar la altura.
Se considera que, por término medio, la temperatura desciende 6,5° por cada
kilómetro de elevación. Así ocurre hasta los 11 km de altura, donde es igual
a 56° bajo cero. Después, durante un espacio considerable permanece
invariable. Si tenemos en cuenta esta circunstancia (para esto no son
suficientes los procedimientos de las matemáticas elementales), se obtiene un
resultado que concuerda mucho mejor con la realidad. Por esta misma razón, los
resultados de los cálculos que antes hicimos, relativos a la presión del aire
a grandes profundidades, también deben considerarse solamente como aproximados. Para terminar debemos
decir que el "techo" alcanzado por el hombre ahora es mucho más alto.
Muchos aviones fabricados en serie vuelan va a 25‑30 kilómetros de
altura. En el año 1961 los aviadores soviéticos establecieron el record del
mundo de altura con una marca de 34,7 km. FENOMENOS TERMICOS EL ABANICO Cuando las señoras se
abanican sienten fresco. Al parecer esto no perjudica a nadie, más bien al
contrario, todos los presentes deben estarles agradecidos por enfriar el aire
de la sala. Veamos si esto es así en
realidad. ¿Por qué sentimos fresco cuando nos abanicamos? El aire que está en
contacto directo con nuestra cara se calienta y forma una especie de máscara de
aire caliente que nos da "calor", es decir, que impide que sigamos cediendo
calor. Cuando el aire que nos rodea está quieto, la capa que rodea la cara se
desplaza muy lentamente empujada hacia arriba por el aire menos caliente y más
pesado. Pero al abanicarnos quitamos la máscara de aire caliente antedicha y
nuestra cara se pone en contacto con nuevas porciones de aire menos calientes a
las cuales cede calor. Por esto, nuestro cuerpo se enfría y sentimos fresco. De esto se deduce que
cuando las señoras se abanican apartan de sus rostros el aire caliente y lo
reemplazan por aire fresco; cuando este último se caliente sigue la misma
suerte y es sustituido por una nueva porción menos caliente, y así sucesivamente. La acción de los
abanicos acelera la remoción del aire y hace que la temperatura de éste se
equilibre pronto en toda la sala, es decir, hace que las propietarias de los
abanicos se sientan mejor a costa del aire más fresca que rodeaba al resto
del público. En la acción del abanico interviene también otra circunstancia
de la cual vamos a hablar a continuación. POR QUE HACE MAS FRIO
CUANDO SOPLA EL VIENTO? Los habitantes de los países
fríos saben muy bien que cuando no hace viento se soportan mucho mejor las
heladas que cuando lo hace. Pero no todos comprenden exactamente la causa de
este fenómeno. Cuando hace viento sienten más frío los seres vivos, pero el
termómetro no baja más por esto. |